El piano y el vecino enfermo.
Teníamos un piano en casa de esos de pared, que aporreaba de vez en cuando para horror de los vecinos, especialmente para desdicha de unos que nos la tenían jurada.
Yo por esa época iba esporádicamente a casa y cuando podía aprovechaba para darle un poco de caña.
El día de los hechos, no me acuerdo de la hora que era, pero posiblemente era la de la siesta, estaba aporreando el piano cuando llamaron por teléfono:
Una voz confungida me respondió.
- ¿Podrían por favor dejar de tocar el piano que hay en casa una persona muy enferma?.
- Si claro -, dije yo sorprendido.
Pese a que sabía que podía ser un truco, dejé de tocar el piano y me olvidé del asunto. Pero al cabo de un tiempo (no recuerdo cuanto) volvieron a llamar por teléfono:
- Que ya puede tocar el piano, que el enfermo ha fallecido.
Debo de reconocer que no lo esperaba, colgué el teléfono y me sentí vencido por ese día... Nunca mas hice caso de sus llamadas.
Esta anécdota no sólo es real, sino que además es cierta.
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