El borracho y los policías.

0 comments, lunes, 15 de diciembre de 2008

Sábado 6 de Diciembre de 2008.

Me despierto, y por la luz que entra por la ventana se me antoja que no es muy temprano, cojo el movil para ver la hora y me refroto los ojos incrédulo, - ¡demonios! las tres y cincuenta, ¡menuda dormida!.- El cielo está completamente cubierto y llovizna ligeramente, ¡un maravilloso día para no hacer nada!.

Después de engañar un poco el estómago y vagear otro rato trapicheando en la televisión me decido a ir a comprar algo al supermercado. Me aseguro que no llueve demasiado y me proveo de varias bolsas de plástico, asegurándome que estén en un estado medianamente decente para evitar que se me rompan como la última vez.

El supermercado está vacío ( alguna ventaja ha de tener la climatología adversa). Las bolsas han resistido, pero desgraciadamente he sacado el carro sin querer mas allá de la cajera y la alarma ha comenzado a sonar. Es el único supermercado que conozco que los carros no pueden pasar mas allá de la cajera. Despues de convencer al guarda jurado que no me quería llevar el carro a casa ( tiene guasa), decido tomar un cafelito en el bar que hay junto al portal de casa.

Los personajes del bar son/somos : El camarero, dos policías, un señor entrado en edad y yo.

Pido el correspondiente cafelito y no sospecho nada estraño, hasta que me doy cuenta que los policías estan hablando con el señor que tienen derecho a pedirle el DNI cuando quieran, y posteriormente me doy cuenta que el susodicho está un poquito beodo.

Pongo entonces el radar a todo volumen (que es muy poco), y empieza el cachondeo...

- 1 8 5 7 3 ..... sabeis que os digo,¡que soys unos mamones!. - el borracho decía.

Nada, que no soltaba el numero de identidad, y los policías con una paciencia digna de un santo.

- Te libras por la edad que tiene, venga, dinos el DNI. - decía un policía.

- 7 4 5 6 ... os invito a una copa ¡venga!. - El borracho tan pronto se mostraba afectivo, como comenzaba a insultar. - Un café si que podeis tomar -.

Yo no pude aguantar la risa en uno de los plantes y un policía mandó callar.

El camarero se me acerca y cuenta como había entrado poco antes de entrar yo, y tal como había entrado se había caído todo largo al suelo y tras levantarse penosamente había pedido una copa a lo que él se ha negado y dicho que se fuera que iban a cerrar, el borracho tras unos cuantos improperios ha salido del bar y se ha ido. Es entonces cuando ha oído unos ruidos en la calle y ha visto como el susodicho había cogido el coche y estaba cruzado en medio de la vía, y en ese momento, viendo la gravedad de la situación ha decidido llamar a la policía.

Mientras tanto el borracho y la policía seguían igual, una de cal y otra de arena, tan pronto estaba amistoso como si los guardias fueran amigos de toda la vida, como que empezaba a insultarlos sin ningún motivo (todo hay que decirlo que lo hacía graciosamente), al final consiguen sonsacarle el DNI y su dirección. Después de intentar pedir una bebida al camarero, consiente en beber un baso de agua, y aparece otro caballero que según parece le había aparcado el coche, y dice que se ofrece voluntario para llevarlo a su casa. 

Por fín, despues de varias discursiones el borracho deja que le lleven a su casa y todo acaba no sin antes recordarnos un policía que si tuviera 20 años en vez de ser entrado en edad el borracho hubiera acabado en otro lado (no lo entiendo, pero bueno).

Y hasta aquí las aventuras y desventuras de un sábado lluvioso en Sevilla.


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